Arturo Umberto Illia
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BATALLA DE SALTA
En
la batalla de Salta las tropas patriotas al mando del General Manuel Belgrano
vencen a las realistas comandadas por Pío Tristán.
La
batalla de Salta se libró el 20 de febrero de 1813 en la pampa de Castañares,
lindante con la ciudad argentina de Salta, en el curso de la Guerra de
Independencia de la Argentina.
El
Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano y de Eustoquio Díaz
Vélez como mayor general o segundo jefe, derrotó por segunda vez a las tropas
realistas del general Pío Tristán, a las que había batido ya en septiembre
anterior en la batalla de Tucumán.
La
rendición incondicional de los realistas garantizó el control del gobierno
rioplatense sobre buena parte de los territorios del antiguo Virreinato del Río
de la Plata y aseguró temporariamente la región.
El
18 se apostaron en el campo de los Saravia, ubicado en esa zona, mientras el
capitán, disfrazado de indígena arreador llevaba una recua de mulas cargadas de
leña hasta la ciudad, con la intención de informarse de las posiciones tomadas
por la tropa de Tristán.
El
día 19, gracias a la inteligencia de Saravia, el ejército marchó por la mañana
con la intención de acometer las tropas enemigas al amanecer del día siguiente.
Tristán
recibió noticia del avance, y dispuso sus tropas nuevamente para resistirlo;
alineó una columna de fusileros sobre la ladera del cerro San Bernardo, reforzó
su flanco izquierdo, y organizó las 10 piezas de artillería con que contaba.
En
la mañana del 20 Belgrano ordenó la marcha del ejército en formación, disponiendo
la infantería al centro, una columna de caballería — al mando de José Bernaldez
Polledo — en cada flanco y una nutrida reserva al mando de Manuel Dorrego.
La
herida de bala que al inicio de la batalla recibiera Eustoquio Díaz Vélez,
segundo jefe de las fuerzas y jefe del ala derecha, mientras recorría la
vanguardia de la formación, no fue obstáculo para que volviera al campo. El
primer choque fue favorable a los defensores, ya que la caballería del flanco
izquierdo encontraba dificultad para alcanzar a los tiradores enemigos por lo
empinado del terreno.
Poco
antes de mediodía, Belgrano ordenó el ataque de la reserva comandada por
Dorrego sobre esas posiciones, mientras la artillería lanzaba fuego granado
sobre el flanco contrario. Al frente de la caballería, condujo él mismo una
avanzada sobre el cerco que rodeaba la ciudad.
La
táctica fue exitosa; columnas de infantes al mando de Carlos Forest, Francisco
Pico y José Superí rompieron la línea enemiga y avanzaron sobre las calles
salteñas, cerrando la retirada al centro y ala opuesta de los realistas.
El retroceso
de los realistas se vio dificultado por el mismo corral que habían erigido como
fortificación; finalmente, se congregaron en la Plaza Mayor de la ciudad, donde
Tristán decidió finalmente rendirse, mandando tocar las campanas de la iglesia
de La Merced.
Monumento 20 de Febrero Actualmente
Comentario con respecto a la Batalla de Salta
por el Director Luis Marcelo Romano
La batalla de Salta significó el repliegue de la tropas Españolas hacia el norte y aseguraron el territorio de la actual Noroeste Argentino para la patria naciente.
Se agiganta la figura de Manuel Belgrano como conductor de un ejercito con muchas dificultades quien en su accionar otorgaba valor a la tierra a su trabajo como fuente de riqueza de un país.
Imponía gran tenacidad en cada una de sus batallas y la voluntad de seguir pese a las derrotas.
Le otorgaba gran importancia a la Educación y a la Escuela y un total desapego a los bienes materiales.
La batalla de Salta posibilitó abrir el camino a la independencia de la hoy Argentina.